Recuerdo que, viviendo en las cercanías de París, con solo cinco o seis años, jugaba a cambiar las letras de las canciones que escuchaba en la radio (mi madre, Maria, siempre tenía la radio puesta). Robaba aquellas melodías para poder cantarlas con mis propias letras, borraba los textos originales y los sustituía por los míos. No logro acordarme de ninguna de aquellas canciones que inventé; aquel niño se llevó aquellos textos sin dejar rastro de ellos.
De jovencito, también escribí alguna letra que tampoco conservo. Un día, que tampoco recuerdo, me dejaron de interesar las letras, tanto las mías como las de los demás.
Durante muchos años, calculo que más de treinta, todo lo que compuse fue música instrumental.
En mi música intento desmarcarme de ese jazz en el que se impone (básicamente, cuando compongo, pienso en clave de jazz) la complejidad, donde parece que el compositor busca más lo enrevesado que la belleza. Cuando escucho jazz actual, en muchas ocasiones, las más, pienso que el objetivo del que hace esta música es mostrar algo grande y complejo, lo cual, en muchas ocasiones, se traduce en un material altamente complicado para el público, incluso para el que es aficionado a esta música; la cosa viene dada, posiblemente, por darle más importancia a la armonía que a la melodía. No quiere decir que le quite valor a este estilo, pero mi sentir está mucho más cerca de una bella melodía que de un enrevesado arreglo. Pienso firmemente que la belleza de una música, tanto si es instrumental como cantada, radica en su melodía. En una composición, la armonía puede ser compleja y genial, o el texto puede ser muy bueno y decir cosas muy interesantes, pero, al menos en mi caso, lo que llega a mi corazón es la melodía. Por eso, a la hora de escribir un tema, siempre he buscado, en primer lugar, que tenga una buena melodía y, en segundo lugar, viene una armonía que la realce, y por último, si se da el caso, la letra.
Como ya he comentado, todo lo que compuse durante muchos años fueron músicas sin letras, pero un día eso cambió. El cambio surgió porque quería juntar en un proyecto las composiciones que más me gustaban de las que había hecho durante mi vida. Empecé a elegir, primero la que compuse para mi hija Maria el día que nació, tampoco podría faltar la que le dediqué a mi mujer, ni la que escribí cuando murió mi madre, ni la que le hice a mi abuela. Todas eran mujeres. Me di cuenta de que todas las composiciones que más me gustaban estaban dedicadas a mujeres, a las mujeres que más me han dado y que más he querido. Tenía las composiciones elegidas, pero no me pareció suficiente. Sentí la necesidad de buscarles un contexto común. Pero, ¿cómo aunar todo esto en algo con sentido? Se me ocurrió contar, a través de esta música, la vida de una mujer, la vida de Maria en nueve canciones que contasen, a modo de emociones, el paso de Maria por este mundo. Más aún, empezaría antes de su nacimiento, en un mundo de energías llamado Fosfenos donde la casualidad le diese la vida a esta persona. Pasaría por su nacimiento, después por su niñez, su adolescencia, su primer amor… su muerte y, finalmente, regresaría al lugar de partida, que ahora se llama Pampallugues. Enseguida vi claro que no tenía importancia que cada momento de la vida de Maria fuese una composición dedicada, originalmente, a una mujer distinta, ya que eso es la vida. El paso del tiempo va borrando parte de lo que fuiste en el pasado. Claramente, igual que Maria, el que soy hoy poco tiene que ver con el niño que fui.
Pero, cuanto más avanzaba en el proyecto, más sentía que le faltaba concreción, que le hacían falta más detalles para su mejor comprensión, y la mejor manera de concretar que encontré fue ponerle textos a esas músicas.
Las canciones de este proyecto están concebidas para ser escuchadas en el orden que os las voy a dejar. Aún no me he metido en el estudio para grabar la vida de Maria, pero estas canciones, en su mayoría, se pueden escuchar en directo en el espectáculo Balasch Colores & Clara Mas Martí.
Varios de estos textos, buscando una mejor sonoridad, para el espectáculo Balasch Colores & Clara Mas Martí, están traducidos al inglés, labor que ha realizado Clara, resultando un trabajo fantástico, dándoles un toque personal que las hace más grandes.
Coco Balasch.
VERSIONES EN CASTELLANO
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